A los once años se vino junto con su familia a Nueva York. Allí tuvo que dejar el colegio porque todos los niños se metían con él. Lo humillaban constantemente.
A los 16 años fue golpeado por otro adolescente. Al día siguiente, con moretones en su rostro entró a un museo y vio una estatua de Hércules.
"Si tuviera un cuerpo así nadie se metería conmigo".
Se inscribió en un gimnasio. El tiempo pasó y no progresaba. Un día fue a un zoológico y vio a un tigre estirándose.
"Ya veo, se trata es de poner los músculos en tensión unos contra otros".
Ideó entonces un método al que llamó “tensión dinámica” y logró en poco tiempo tener un cuerpo atlético.
A los 22 años cambió su nombre por el de Charles Atlas. Vendió casi diez millones de su programa y se convirtió en un hombre rico.
Un día se encontró al adolescente (que ya no lo era) que le había dado una paliza años antes. Aquel joven se quedó paralizado por el miedo, pero Atlas le dijo:
"Tranquilo, no sólo formé mi cuerpo sino también mi mente. Sigue tu camino".
Charles Atlas murió en 1972, en Nueva York, a los ochenta años, de un ataque al corazón. Dejó dos hijos: Hércules y Diana Atlas.
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